viernes, 17 de mayo de 2013

Ópera

Bienvenidos otra semana más, hoy vamos a hablar un poco de la ópera. ¿Qué os parece si nos remontamos unos siglos atrás? 

La ópera se considera tragedia griega.
La Tragedia Griega, el arte excelso de la Grecia clásica, va  a ser el punto de partida de los primeros compositores de ópera. 
Las Tragedias griegas, tenían una unidad de texto, canto y movimiento. El teatro de Grecia cumplía una función ritual, metódica y casi religiosa, que iba mucho más allá de la simple creencia o el temor a los dioses. No lo hacían con el deseo de infundir miedo, compasión o espanto, sino para que los asistentes tuvieran sentimientos de depuración y de catarsis, tal como dice Aristóteles (IV a.C. capítulo III, 1) en su Poética:
     “Es, pues, la tragedia representación de una acción memorable y perfecta, de magnitud competente, recitando cada una de las partes por sí separadamente, y que no por modo de narración, sino moviendo a compasión y terror, dispone a la moderación de estas pasiones.” 
Desde mediados del s. XVII se estrenan en España cientos de obras en las que existen rasgos estilísticos propios y a veces muy singulares. En España ocurre como en el resto de los países europeos (excepto Italia) en que se representan desde el comienzo las formas teatrales más cultivadas en Europa: ópera bufa, ópera comique, comedia musical, opereta… que dan lugar todas ellas a formas teatrales cantadas y habladas sobre las cantadas. Es crucial la aparición de la zarzuela, obras líricas que alternan partes cantadas con partes habladas en castellano. Debido a su éxito, este legado lírico permite calificar a España como uno de los países más interesado en cualquier tipo de teatro cantado y, en consecuencia, en la ópera.

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